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Mi Vida Entera

Nací para reflejar la imagen de un Dios que tiene el suficiente poder para crear mi universo, que está atento a mis oraciones y me ama tanto que se entregó a sí mismo. Mi sentido de realización más grande se halla en una travesía hacia un propósito definido y la plenitud.

Nuestras Creencias

Las creencias adventistas tienen el propósito de impregnar toda la vida. Surgen a partir de escrituras que presentan un retrato convincente de Dios, y nos invitan a explorar, experimentar y conocer a Aquel que desea restaurarnos a la plenitud.

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REUNIONES


 


Últimamente hemos leído algunas pocas (pero muy promocionadas) publicaciones sugiriendo que el Club de Conquistadores se originó bajo la inspiración de instituciones seculares y no divinas; desconocemos la intención verdadera de estas aseveraciones, pero trataremos de discutir este asunto lo más franco y objetivo posible colaborando en su esclarecimiento y así traer tranquilidad a quienes se sienten afectados por esta “nueva luz”.

“Fórmense grupos parecidos a la Sociedad de Emprendimiento Cristiano, y vean qué puede hacer cada instrumento humano responsable al estar atento para aprovechar las oportunidades de trabajar por el Maestro” escribió Elena de White el 3 de Octubre de 1893 (citada por el pr. Malcolm Allen en su libro “Ministerio Juvenil, ¿Conducción Divina o presión mundana?”). Efectivamente, para esa época se habían formado grupos juveniles tales como la Sociedad de Emprendimiento Cristiano, la Liga de Epworth, la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en inglés), y cuyo objetivo era preservar la fe de los chicos en medio de un ambiente poco idóneo para el desarrollo de su fe. La sierva del Señor instó a seguir el celo y fervor de estos jóvenes creyentes al fortalecer la fe de sus compañeros, y organizarse para alcanzar este mismo objetivo; definitivamente, ella reconoció la necesidad de estar organizados para atender los jóvenes de la naciente iglesia, y no consideró mal seguir el ejemplo de otras experiencias. 
Es innegable por tanto que Luther Warren y Harry Fenner se inspiraron en estas organizaciones juveniles protestantes al momento de organizar la Sociedad de Jóvenes Adventistas. Y su resultado fue tan exitoso, que para 1907 se recibían los primeros informes de sociedades de jóvenes diseminadas por todo el mundo. 
No obstante, dice Allen en su brillante libro, aspectos posteriores a la Segunda Guerra Mundial (el aumento de la tecnología, la psicología y filosofía educacional del momento, los intereses económicos e incluso algunos líderes juveniles con ideas elitistas respecto al trabajo juvenil en la iglesia, la obligación que vieron nuestros jóvenes en estudiar en instituciones universitarias seculares, etc) llevaron al Ministerio Juvenil a perder su objetivo primario de salvación y servicio y a secularizarse… 
Entonces, a partir de 1922, los departamentos de Educación y Jóvenes de la Iglesia Adventista promovieron una serie de clases y especialidades de formación educativa y espiritual que se convirtió con el tiempo en el Club de Conquistadores. Su fuerte énfasis en campamentos y actividades al aire libre fue enlazado a las actividades espirituales de las Sociedades de Menores para diseñar una estructura con firmes bases espirituales, educativas, físicas y sociales. El origen del Club de Conquistadores coincidió con la organización de una agrupación con una visión similar, los Boy Scouts. Formados por Sir Robert Baden-Powell, (pp 137), los Boy Scouts buscan contribuir el desarrollo personal y espiritual, crear fuertes lazos de lealtad a sus valores, principios religiosos, a su patria y a su prójimo. Al leer esto notaremos muchísimas semejanzas entre los Boy Scouts y el Club de Conquistadores, y por tanto no es difícil asociarlos a ambos; no obstante, el pr. Allen es muy claro cuando establece que “mientras nosotros también tratamos de enseñar para que se desarrollen y crezcan en esta tierra, nuestra primera motivación es asegurarnos de que también vivan en el mundo venidero” (Íbid 139). Esta es la única y significativa diferencia. Hemos visto la tremenda influencia que ha ejercido el Club de Conquistadores en la vida espiritual de tantos adolescentes a lo largo de la historia por todo el mundo. Pero también se comprende que algunos, pocos o muchos, vean el club como un mero centro de entretenimiento, algo con lo que se ha lidiado desde hace no poco tiempo. Las actividades de campamento, salidas, eventos de destrezas y habilidades son la mejor manera de aprender, y como decíamos anteriormente, el Club fue formado bajo la premisa de educar a los chicos en todas las facetas de la vida a través de las especialidades JA y las investiduras de clase. 
 Obviamente, existe una seria amenaza al ministerio de los Conquistadores: “Al concentramos en lo físico y lo externo, y al hacer de ello lo más importante, corremos el peligro de desviarnos de nuestras prioridades espirituales, o ignorarlas… Al concentrarnos en lo externo: uniformes e insignias, y en la maquinaria de la organización de los Conquistadores, corremos el peligro de seguir las costumbres, tendencias y prácticas del mundo. Podemos satisfacer intereses y necesidades temporales, pero nos olvidamos de la función fundamental: salvar almas” (Íbid 131).
Las amenazas que afronta el ministerio hacia los Conquistadores los analizaremos en una segunda entrega. Por ahora, resumiremos que:
1. La inspiración profética motivó a tomar como ejemplo el celo y fervor de iniciativas externas para iniciar movimientos juveniles dentro del movimiento adventista,
2. El club de Conquistadores surgió como una iniciativa de los departamentos de Jóvenes, Educación y Escuela Sabática que sirviera como elemento pedagógico complementario de la sociedad de menores en la enseñanza de valores, naturaleza, artes y oficios, destrezas, etc, y su organización coincidió con otras iniciativas muy respetables como la organización Boy Scout, pero la visión del club de Conquistadores es clara: Salvar del pecado y guiar en el servicio.
3. El Club de conquistadores es el complemento de las Sociedades de Menores, y juntas fortalecen el desarrollo esporitiual, social e intelectual del adolescente.
Personalmente agradezco profundamente al Señor por este movimiento juvenil de inspiración divina; somos miles, por no decir millones, quienes hemos señalado la constelación de Orión como el lugar desde donde veremos regresar a nuestro Conquistador Mayor, que hemos llorado comprometiéndonos con Dios frente a una fogata, que hemos competido por hacer los amarres con presteza, y que hemos desarrollado amistades sinceras y sencillas; nos hemos gozado al ver a miles de chicos entregar sus vidas a Cristo en los bautismos, y en recordar que la vida con Cristo es mucho más dichosa.
No podemos avalar un origen dudoso o conspirativo a la fe del Club de Conquistadores tal como se pretende hacer creer; por el contrario, cada día nos convencemos más que el Club de Conquistadores, con millones de miembros por todo el mundo… es de inspiración divina ¡Gracias, Dios, por ello!